Raíces, como tú en el oceano,
echó mi alma ya, Fuerteventura,
de la cruel historia la amargura
me quitó cual si fuese con la mano.
Un oasis me fuiste, isla bendita;
la civilización es un desierto
donde la fe con la verdad se irrita;
Cuando llegué a tu roca llegué a puerto,
y esperándome allí a la última cita
sobre tu mar vi el cielo todo abierto
MIGUEL DE UNAMUNO 1924
sábado, 21 de noviembre de 2009
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